Kosovo, que con toda probabilidad será pronto el último nuevo Estado europeo, se prepara para lanzarse hacia nuevos mercados regionales y romper los tradicionales vínculos económicos con Serbia, país del que forma parte desde hace casi un siglo.
Amenazadas por el embargo económico que Belgrado impondrá en caso de independencia, las empresas de esa provincia de mayoría albanesa están buscando nueva clientela para la venta de sus productos en Albania y otros países de la región balcánica.
Con este fin han venido a Tirana representantes de una de las mayores y antiguas bodegas de los Balcanes de la producción de vino y raki (aguardiente similar al orujo) situada en Rahovec, al suroeste de Pristina.
Sus botellas de varias marcas de vino blanco y tinto han sido expuestas en la más importante feria del año que tuvo lugar estos días en la capital albanesa.
Vahdet Spahiu, enólogo de la bodega ‘Stone Castle’, se muestra confiado en que muy pronto los desconocidos pero exquisitos vinos kosovares van a encantar a los consumidores albaneses.
‘De momento no vendemos nada en Albania, pero en un mes abriremos una tienda en Tirana y esperamos tener éxito porque competiremos con la buena cualidad de nuestros vinos y raki’, dijo Spahiu a Efe.
La bodega, con una capacidad de 50 millones de litros anuales que salen de una explotación de unas 2000 hectáreas de viñas, fue fundada en 1957 y privatizada en 2006.
Exporta a Alemania tres millones de litros de vino al año y menores cantidades a Serbia, que en el caso de las sanciones la van a reemplazar por otros mercados en Croacia, Macedonia, Albania y Montenegro.
Según fuentes kosovares, el embargo económico, el corte del suministro de energía eléctrica y el cierre de la frontera son algunas de las medidas del ‘plan de acción’ que Belgrado piensa a aplicar a Kosovo si esta provincia proclama unilateralmente la independencia a partir del 10 de diciembre.
‘Eso sería un grave error porque penalizaría también a los propios serbios que son ‘consumidores y no productores de vino’, dice Besim, otro empleado de la fábrica, que opina que los serbios van a tener excedentes de trigo, si no lo venden a Kosovo.
El 90 por ciento de los productos consumidos en Kosovo son importados y su 70 por ciento llega sin aranceles de Serbia por proceder del mismo Estado.
Kosovo, la zona más pobre de los Balcanes, se encuentra bajo administración de las Naciones Unidas desde el 1999, cuando la OTAN puso fin a la guerra entre serbios y albano-kosovares.
Al otro lado de la frontera, Albania está trabajando para construir la mayor obra de infraestructura del país en su historia.
Se trata de la llamada ‘carretera patriótica’, que costará a los albaneses 700 millones de euros, pero una vez terminada en 2009 culminará la ansiada unificación de los albaneses divididos por la frontera.
Gracias a esta autopista, los camiones partirán del puerto albanés de Durres con mercancías italianas y en dos horas podrán estar en Kosovo, dijo a Efe Merita Musliu, una economista.
De esta forma los productos serbios que han alimentado a los kosovares durante toda su vida serán sustituidos por otros mejores procedentes de los mercados europeos, más desarrollados, dijo Musli.
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