El día de mañana (10 de diciembre) se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Derechos Humanos. Desde 1950, con la Organización de las Naciones Unidas instó a todos sus Estados Miembros a conmemorar este día y a desarrollar actividades que permitieran, año con año, mejorar el grado de cumplimiento de los derechos en cada uno de los países.
Así, el próximo 2008 se estarán cele brando 60 años de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por lo que el Sistema de las Naciones Unidas ha hecho un nuevo llamado a todos los países a generar acciones que garanticen los valores básicos de la citada Declaración, a saber: la dignidad humana, la no discriminac ión, la igualdad, la equidad y la universalidad los cuales deben aplicarse a todos, en todos los lugares y en todo momento.
Invocar la exigencia del pleno cumplimiento de los derechos humanos requiere tomar posición, y esto puede hacerse al menos en dos sentidos: el primero, un constante diálogo y exigencia ante las autoridades par a que cumplan con todo el catálogo de los derechos inherentes a las personas; y el segundo, como una actitud personal que apela a la responsabilidad, la comprensión y la solidaridad con los otros. Sin duda, ambos sentidos deben ser considerados irrenunciables.
En el siglo XXI, parece que existe un consenso generalizado a escala planetaria de la necesidad de, en contextos democr áticos, defender a ultranza el cumplimiento de los derechos humanos. Lo que es más, distintos países en los que los derechos humanos no se cumplen a cabalidad, han sido objeto de sanciones de la comunidad internacional restringiendo su participación en foros internacionales o bien, en el acceso a mercados y dinámicas de integración económica.
Aun con ello, habría que considerar distintas dimensiones pendientes en materia de cumplimiento de los derechos h umanos en todo el mundo. Debe considerarse en efecto, que hay un conjunto de circunstancias que impiden la realización de los derechos más elementales de las personas. En esa lógica, todos debemos comprender que los derechos humanos no están relacionados sólo con las garantías civiles y políticas, sino con un conjunto de derechos sociales que permitirían, de cumplirse cabalmente, el acceso a oportunidades y capacidades para tener una vida digna.
En nuestro país ha habido avances importantes en materia de derechos humanos. Hemos signado y ratificado distintas Convenciones, Acuerdos y Tratados, así como sus instrumentos de aplicación, en distintos temas, entre los que destacan: derechos de los niños, no discriminación, prevención y erradicación del racismo, la xenofobia y otras formas conexas de intolerancia, prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, los derechos de las persona s con discapacidad, derechos de los adultos mayores, protección del medio ambiente, derechos de los pueblos indígenas, vivienda, migración y otros no menos importantes.
Soy consciente, por supuesto, de que las personas no existen en el vacío. El hombre es un animal político y social, y los hombres y mujeres individuales definen su identidad por su pertenencia a grupos. Por esa razón, los derechos humanos deben incluir siempre el derecho a la expresión colectiva, que es especialmente importante para las minorías.
Pero no es posible reducir la identidad de una persona a su pertenencia a un grupo, ya sea éste étnico, nacional, religioso o de cualquier otra clase. Cada uno de nosotros se define por una combinación única de características que constituyen nuestra personalidad, y son los derechos de esa persona individual los que deben preservarse y respetarse.
La tarea de asegurar que sea así constituye el elemento central de la misión de las Naciones Unidas, y de todas las tareas que tenemos ante nosotros, esta es la que menos se puede dejar, sin consecuencias negativas, en manos de los gobiernos, o de una organización puramente intergubernamental. En esta tarea, más que en ninguna otra, las Naciones Unidas necesitan espíritus libres como ustedes para llenar el vacío de liderazgo y asegurar que los dirigentes de todo el mundo y las Naciones Unidas asuman la responsabilidad que les corresponde.
Así pues, no estoy utilizando simplemente frases hechas cuando les digo, queridos amigos, que dejo en manos de ustedes la labor futura de las Naciones Unidas en el campo de los derechos humanos.
Muchas gracias
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