ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL
«Centenares de soldados turcos cruzaron en la madrugada de ayer la frontera turco-iraquí y se adentraron unos kilómetros en territorio de la región autónoma kurda, entablando un combate con militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) sin que se supiese de bajas». Esta información, suministrada por fuentes kurdas, no fue confirmada por el Ejército turco. Según los peshmerga (las milicias de los kurdos de Irak), unos 300 soldados turcos penetraron en territorio iraquí tres kilómetros. El incidente constituye la incursión terrestre turca de mayor envergadura en el país vecino desde que el Parlamento de Ankara autorizó en octubre al Ejército lanzar operaciones transfronterizas para derrotar a la guerrilla kurda del PKK.
Las dos cabezas del Estado turco, el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente, Abdulá Gul, ni confirmaron ni desmintieron la noticia, y se limitaron a señalar que «el Ejército está haciendo lo que tiene que hacer». Erdogan recordó que su país se defiende de un grupo que amenaza su «integridad territorial». Según diversas fuentes de información, los soldados turcos se habían retirado de Irak a las pocas horas.
«POR TODOS LOS MEDIOS»
«Hemos probado todos los medios para acabar con el terrorismo; la comunidad internacional sabe que tenemos razón y nos apoya», añadió. Sin embargo, la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, que llegó ayer a Irak en una visita no anunciada pocas horas después de la incursión, instó a Turquía a «no desestabilizar el norte iraquí» y a buscar una solución negociada.
La operación terrestre turca llega apenas dos días después de que aviones turcos bombardeasen los campamentos del PKK en una operación militar aérea de grandes dimensiones. EEUU es quien, tras las fuertes presiones de Ankara, ha cedido a Turquía toda la información necesaria para atacar las posiciones del PKK, según denunció la organización armada y reconocieron fuentes del Pentágono. Por esta razón, las críticas de los kurdos, aliados de EEUU, apuntaron a Washington.
«Si se repite una operación así, el problema crecerá. La responsabilidad es de EEUU, porque el espacio aéreo de Irak está bajo su control. La solución no es militar, sino política», alertó Nechirvan Barzani, primer ministro del Gobierno kurdo.
LOS KURDOS PROTESTAN Su tío y presidente de la región autónoma kurda, Masud Barzani, se negó a recibir a la dirigente estadounidense en protesta por la operación. Rice aterrizó en Kirkuk, disputada por árabes, kurdos y turcomanos por sus yacimientos petrolíferos, para mediar.
Después fue a Bagdad, donde mantuvo reuniones con dirigentes iraquís. No lejos de la capital, en Al Abbara, a 65 kilómetros al norte, un suicida detonó su carga dentro de un café y mató a 16 personas.
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