Madrid.- Las Fuerzas de Seguridad del Estado identificaron durante el 2006 al menos 172 bandas mafiosas dedicadas al crimen organizado que movieron unos 889,92 millones de dólares en el tráfico de armas y drogas, los robos a gran escala, la prostitución o el lavado de dinero negro.
Según los datos aportados por el inspector jefe de la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía española Juan Rueda, las fuerzas de seguridad detuvieron sólo en el año 2006 más de 4.200 miembros de estas bandas.
Además, según Juan Rueda, el perfil de la organización criminal ha cambiado de forma radical en los últimos años.
La imagen original era una banda, fuertemente jerarquizada y violenta compuesta por ciudadanos extranjeros, bien de Europa del Este o la extinta Unión Soviética, o también de países iberoamericanos como Colombia, Perú o Chile.
Una vez instalados en España y a lo largo de los años, los grupos organizados han ido cambiado su estructura y cada vez con más frecuencia incorporan a ciudadanos españoles, que tienen su propio rol dentro de la organización criminal.
De hecho, la mayoría de las actuales bandas dedicadas al crimen organizado -el 63,5 por ciento- son mixtas, y están integradas por españoles y extranjeros.
El 19,9 por ciento de estos grupos está compuesto únicamente por extranjeros, y un 16 por ciento sólo por españoles.
No obstante, esta proporción se está invirtiendo, ya que hace apenas cinco años apenas se conocían bandas lideradas por ciudadanos españoles.
El inspector jefe de la UDYCO resaltó que la criminalidad organizada y la corrupción son un «binomio inseparable» que expande sus tentáculos sobre todo en países con instituciones democráticas débiles.
Rueda explicó que a la mayoría de los jefes supremos de estas bandas, no les importa tanto el amasar grandes fortunas, como conseguir a toda costa «poder de influencia» e inmunidad frente al Estado u otras organizaciones delictivas.
Para luchar contra estas organizaciones criminales trasnacionales, Rueda destacó la necesidad de cooperación e intercambio de información entre las policías de todos los países, así como la colaboración ciudadana, que sigue siendo vital para el desmantelamiento de muchas de estas bandas.
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