Reflexión Sobre las Declaraciones del Cardenal Dominicano

7 12 2008

Llama mucho la atención las declaraciones del Cardenal dominicano Nicolás de Jesús López Rodríguez, contenida en los medios de comunicación en los últimos días, destacando su oposición ante la resolución de la Secretaria de Estado de Interior y Policía que prohíbe portar armas de fuego en el mes de diciembre. Es para nosotros un hecho sorprendente que la persona más indicada para apoyar una medida que busca evitar las espantosas cifras de muertes y violencia que cada año se registran durante el período navideño, se exprese de esta forma. En el 80% de los casos, la situación se suscita no por criminales sino por vecinos que discuten por un parqueo, parejas celosas u otro tipo de conflictos de menor importancia.

En este sentido, somos de opinión que ver y escuchar a la más alta autoridad de un grupo religioso con tanto arraigo en una población tan cristiana como la nuestra (la Iglesia Católica) supone un llamado a la conciencia y un apoyo a los valores de la paz y seguridad común que cualquier sociedad aspira a vivir.; sin embargo la referida postura del más alto clérigo del país nos preocupa y da lástima sobremanera porque es en la palabra de esta persona en quien miles de fieles creen como la verdad y única verdad.

Es preocupante denotar en sus declaraciones apatía y desvalor al trabajo que desarrollan organizaciones internacionales, como el caso de las Naciones Unidas, cuando infiere que “no hay coherencia en estos organismos internacionales que no pintan nada más que llevar inmoralidad a la humanidad…Yo no agradezco nada a la ONU, para nada, en que hoy en día esté haciendo esfuerzos de una manera inconcebible por llevar todas estas inmoralidades al extranjero». Esta actitud deja mucho que desear sobre iniciativas que impactan la vida de miles de millones de ciudadanos de todo el mundo, a través de campanas y un trabajo que se ha iniciado desde la misma iniciativa de los países a nivel nacional, convirtiéndolo en un importante instrumento de promoción de valores y la paz a nivel mundial.

Gracias a éstas expresiones del prelado (y a muchas otras a lo largo de su trayectoria), nos sentimos agradecidos y muy regocijados de que los fundadores de esta República constituyeran legalmente un Estado LAICO, que estuviese libre de injerencias particulares basadas en ideologías, que como en este caso, no representen el sentir del país en su conjunto. Entendemos que sus palabras no aportan a la solución de la situación que atraviesa la sociedad, por lo tanto debería hacérsele caso omiso a las mismas y apoyar la iniciativa del Gobierno dominicano a través de la resolución supra indicada, la cual apoyamos como institución dedicada a promover la paz, el desarrollo y el bienestar de la humanidad.

Entendemos que ésta medida debería ser de carácter permanente, ya que vivimos en comunidad entre seres supuestamente civilizados que pueden resolver sus problemas a través de medios pacíficos; no somos ciegos, estamos plenamente consientes de que la delincuencia existe, que aún persisten aquellos que tratan de la forma más fácil lucrarse en perjuicio de otros, así como otros factores sociales que tienen un origen principalmente en asuntos como en el narco tráfico y que el trabajo de las autoridades policiales no es del todo efectivo. Sin embargo la solución no es armarnos masivamente, es trabajar por la mejoría de las instituciones encargadas y diseñadas para protegernos, impulsar una transformación eficiente para optimizar nuestro Poder Judicial y mancomunar esfuerzos para continuar la lucha contra la pobreza que es un eje principal del crecimiento y la permanencia de los males sociales en nuestro país.

Finalmente, recomendamos a Su Eminencia Reverendísima el Cardenal López Rodríguez a tener mayor discreción a la hora de emitir juicios contra instituciones tan respetadas por la sociedad internacional como lo es el que caso de las Naciones Unidas, organismo al que la Santa Sede acude como Observador Permanente y del cual reciben las iglesias y misiones católicas inmensas contribuciones de todo el mundo.

A la vez le recomendamos evitar en el futuro dar este tipo de declaraciones desde una perspectiva personal, considerando que es la voz de Su Santidad el Papa Benedicto XVI; debe recordar que representa a una masa de población importante de un país, que su voz puede llamar (con ésta clase de mensajes) a conflictos que deriven en situaciones como la que atraviesan otros países latinoamericanos donde la población se ha armado y se ha deshumanizado.


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